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La idea

En Noviembre de 2011 me reuní con quién entonces era mi socio en un emprendimiento de consultoría estratégica y con quién trabajaba en una docena de consultorías. Ricardo trabajaba con las Juntas Directivas de las empresas y yo en el diseño de estrategia y acompañamiento de Directores y Gerentes para lograr una ejecución disciplinada de la misma. Había que evitar a toda costa que la Junta Directiva fuese por una estrategia de Diferenciación y luego los Gerentes quisieran implementar iniciativas de liderazgo de costos.
Debo decir que hacíamos una excelente mancuerna y teníamos clientes que facturaban entre los cientos de miles y los millones al año y que tenían entre 20 y 500 empleados. La tarea era grata pero también muy desgastante, viajaba a ver a mis clientes 3 ó 4 días a la semana y por supuesto vivía de un lugar a otro puesto que todas las reuniones de Junta Directiva y reuniones de trabajo con Gerentes eran en las oficinas de nuestros clientes.
En la reunión Ricardo me dice “Deberíamos empezar otro negocio que sea diferente al actual, ¿Por qué no hacemos algo relacionado con tecnología, algo así como un CRM?” Yo ya había hecho un intento en el área del CRM junto al propietario de una gran empresa de sistemas y habíamos llegado a la conclusión que la gente de ventas en Guatemala aún no estaba lista para usar la tecnología y que preferían el cuadernito o la agenda a un sistema de información estructurado.

Derecho de piso

Luego de mucha discusión y la incorporación de un socio capitalista más, hombre brillante y exitoso, y una fuerte inversión en formación de este su servidor iniciamos otro tipo de proyecto. A esa etapa hoy le llamo “¿Le llevo el Facebook joven?” Porque era evidente que en el proceso de emprender no teníamos claro ni el modelo del negocio, ni las posibilidades del ámbito digital. Después de tres meses de intenso trabajo de planeación y diseño de estrategia y táctica contratamos a nuestro primer colaborador (hoy un exitoso editor)
Así pues, salimos a buscar nuestros primeros clientes. Como estábamos experimentando le ofrecimos a tres de nuestros clientes de consultoría estratégica una prueba gratis de nuestro servicio por tres meses (el derecho de piso) Los tres aceptaron con gusto y participaron en nuestro primer “modelo” de negocios.
Cuando veo hacia atrás puedo ver claramente las lagunas y los aciertos que tuvimos, pero por sobre todo veo que carecíamos de un conocimiento certero de dos cosas; no comprendíamos en su totalidad las posibilidades de lo digital y no teníamos claro cómo articular un mensaje que tuviera un ROI positivo para nuestros clientes. Como estratega estaba consciente que la jerga mercadológica tiende a confundir a los empresarios y se enfoca muchas veces en lo “lindo”, lo “astucioso” de un mensaje, pero lo que realmente le interesa a un empresario es el ROI.

Nuevos horizontes

Jorge Mario y Ricardo ya no me acompañan en esta aventura y la empresa cambió de nombre en consecuencia. En estos seis años hemos crecido de muchas formas. De tres socios y un empleado, pasamos a ocho colaboradores y un modelo de negocios mucho más sofisticado y con un balance entre experiencia estratégica, ejecución táctica, creatividad, medios digitales, publicidad y mercadeo. De tres clientes que confiaron en nosotros al inicio, hoy hemos servido a cerca de 50 empresas con diferentes tipos de servicio y necesidades. Incluso algunos de los gigantes del Mercadeo Digital en Centroamérica, nos han contratado (lamentablemente con cláusula de confidencialidad) y nuestro trabajo ha sido visto en Estados Unidos, México, Guatemala, El Salvador, Honduras, Nicaragua y República Dominicana. Hemos trabajado con empresas Industriales, de Vehículos, de Logística, de Ropa, de Hotelería, Comida, Financieras, Recursos Humanos, Capacitación, Decoración, Seguridad, Asociaciones Gremiales, Impresión, Consultoría, Generación eléctrica, Bienes Raíces, Turismo, Educación, Funerarias, una Universidad, una casa de empeño y hasta un Bar.
En la actualidad estamos incursionando en el mercado internacional y aprendiendo nuevas y mejores cosas, sin embargo, no olvido como empezó todo. En la foto pueden ver los “rayones” al reverso del mantel de papel de un restaurante donde solíamos reunirnos al final del día con Ricardo.

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